Carlos Aseginolaza |
Carlos era conocido en el mundo de la Botánica al que dedicó toda su vida, por su participación como coautor del Catálogo Florístico de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, Claves ilustradas de laFlora del País Vasco y Territorios Limítrofes, Vegetación de la Comunidad Autónoma del País Vasco,etc. y en diversos artículos relacionados con el mundo de la Botánica.
Por sus conocimientos en el mundo de la informática, también tuvo que responsabilizarse del mantenimiento de las bases de datos necesarias para la realización de estas importantes obras, tarea que en aquellos tiempos suponía un ingente trabajo. Prestando así mismo ayuda y asesoramiento de forma desinteresada, a todas las organizaciones que le solicitaban.
Por diversas razones, en aquel momento no encontramos ni el momento ni la forma de rendirle el homenaje que se merecía; sin embargo, todos los que le conocimos y convivimos con él coincidíamos en que había que hacer algún acto en su memoria.
Es por eso, que el pasado sábado 24 de octubre, familiares, amigos, compañeros de trabajo y colegas que le habíamos conocido desde el mundo de la Botánica, nos juntamos en el Parque de Pagoeta en Aia, para rendirle un cálido homenaje.
Allí, en un lugar tranquilo y resguardado del parque, dedicado a las especies protegidas del País Vasco a las que él tanto tiempo dedicó, familiares, amigos y compañeros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con Iñaki Aizpuru como responsable, hablaron de diversos aspectos de la vida de Carlos, de su carácter, sus gustos, su amor a la naturaleza y de su buena disposición con todo aquél que lo necesitara.
Posteriormente entonamos algunas canciones, que hablaban de valores y gustos que él siempre tuvo presentes, y que seguramente a él también le gustaba cantar, y luego nos acercamos hasta un banco de madera que había sido colocado en su memoria y sobre él, una placa con su nombre y un verso le recordarán para siempre y desde donde podrá seguir contemplando esos paisajes y ambientes con los que tanto disfrutó a lo largo de su vida.
Y ya para acabar la jornada, qué mejor que una visita guiada al arboreto del Parque, de la mano de Joseba Garmendia (al que Carlos Aseginolaza ayudó en sus inicios en el mundo de la Botánica y que nos habló de las especies protegidas presentes en el parque) y de Paco Garín, “alma mater” y artífice de este gran arboreto que cuenta con varios miles de especies de árboles y arbustos y que nos mostró algunas de las especies más interesantes de su colección de robles, que alcanza así mismo varios centenares de especies.
Finalizada la visita, nos dirigimos a un restaurante próximo, donde acabamos la jornada con una comida y un ambiente entrañable en el que no faltaron las anécdotas y alusiones a nuestro buen amigo Carlos, volviendo a nuestros lugares de origen con la agradable sensación de que, además de nuestras afinidades en el mundo de la Botánica, percibimos una entrañable solidaridad entre todos los que participamos de ese pequeño universo.