En política diariamente se ve que los que no tienen argumentos para sostener sus ideas se dedican a desacreditar al que no las comparte, tergiversando el mensaje y confundiendo al ciudadano. La política forestal, y con ella los grupos políticos que apoyan al lobby forestal que les mantiene, siguen esta línea de descrédito y manipulación para mantener su estatus y beneficios.
Para empezar, observamos un mal uso de términos clave en la gestión territorial por lo que queremos aclarar qué son bosques y qué son plantaciones. La Organización de Alimentación y Agricultura (FAO) define los bosques [1] como aquellas tierras de más de 0.5 ha, con una cobertura arbórea mayor del 10%, y que no tienen como función primaria el uso para la agricultura (incluida la forestal) ni la urbana.
Así, las plantaciones forestales públicas y privadas, cuyo función es exclusivamente la producción intensiva de madera y/o papel, no son bosques y no aportan los beneficios ecológicos ni sociales que aportan los bosques a toda la ciudadanía, y los beneficios económicos que se obtienen van al bolsillo de sus propietarios. Además, debido a su producción intensiva, requieren de tratamientos fitosanitarios y trabajos de mantenimiento del terreno (desbroces, apertura y mantenimiento de pistas, cierres, maquinaria, mantenimiento de la plantación) que hasta la fecha están siendo pagados con los impuestos del contribuyente.
Sobre los supuestos beneficios económicos de las plantaciones
Como decimos, las plantaciones forestales las pagamos entre todos y se benefician unos pocos, mientras que de los bosques nos beneficiamos todos y el gasto económico es mucho menor: los bosques no requieren tratamientos (fertilizantes, pesticidas, herbicidas), ni mucha de la inversión realizada para el desarrollo y mantenimiento de plantaciones (cierres, plantaciones, pistas, laboreo).
Es más, según el Referente Técnico Regional para el País Vasco, el sector forestal vasco (madera y otros bienes incluidos caza y pesca y otros productos no madereros) viene teniendo una importancia decreciente en el sector agrario vasco, (…) Dado el poco peso del sector agrario en el conjunto de la economía vasca, la importancia del subsector forestal dentro del PIB es escasa[2]: 0.063 % para 2007. Así mismo, el valor económico de la producción final del sector forestal ha disminuido desde 1998 hasta el 2006 un 57% (y desde entonces ha continuado descendiendo).
Sobre los beneficios sociales y ecológicos de los bosques
Los ciudadanos del municipio, incluso aquellos que no van al bosque, nos beneficiamos directamente de las funciones ecológicas que las masas forestales funcionales como los bosques realizan: regulación del cambio climático, retención del suelo, amortiguación de las temperaturas extremas, refugio de fauna y flora. La comunidad científica ha dejado claramente demostrado que todas estas funciones NO las realizan las plantaciones y en muchos casos incluso facilitan el proceso destructivo y la pérdida de estas funciones de regulación ecológica, hídrica y climática.
Si hablamos de beneficios sociales hablamos de belleza escénica. Y observar una plantación de una única especie, de la misma edad, y en filas militares poco tiene que ver con la imagen otoñal de un enclave boscoso, su diversidad de flora, de tamaños, colores, olores, formas y sensaciones percibidas.
Por lo tanto, en referencia a la importancia de las plantaciones en términos sociales, económicos y medioambientales que los forestalistas de la conífera y del eucalipto y sus representantes políticos enarbolan, por lo aquí arriba mencionado es evidente que el beneficio social y ecológico de las plantaciones no es tal, y que el económico es para unos pocos elegidos.
Sobre la salud humana y la supuesta inocuidad de las fumigaciones
Consideramos que no se está teniendo en cuenta el impacto de la fumigación en masa en la salud de las personas más débiles: niños y niñas, enfermos crónicos y personas ancianas.
Según el informe de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA 2017[3]) el uso de esta sustancia está probada como fungicida en uvas, tomates y cucurbitáceas en huertas e invernaderos y no está destinado a un uso a gran escala ni con fumigaciones desde el aire que afectarían a los cursos de agua y, evidentemente, al agua de consumo humano, así como a animales de pastoreo también de consumo humano.
En dicho informe se describe un elevado riesgo de ecotoxicidad (ver tabla 1-4, y Tabla 5), así como una importante falta de información toxicológica sobre los efectos en la salud de mamíferos, incluidos humanos, de pájaros, aves, organismos acuáticos, abejas y otros artrópodos, lombrices y organismos del suelo necesarios para mantener la calidad del suelo, su funcionalidad y su capacidad de soportar vida. Este informe declara que no se puede concluir que la sustancia activa no tenga ningún efecto perjudicial en la salud humana o animal, ni en el agua subterránea, ni en el ambiente.
Por otro lado, en un análisis del efecto del cobre en el agua de consumo sobre la salud[4] del Instituto de Salud Nacional (NIH, EEUU) informa sobre riesgos de toxicidad aguda y crónica. Los efectos de una intoxicación aguda son sistémicos e incluyen: ulceración de mucosas, hemorragias, hemólisis aguda, hemoglobinuria, necrosis hepática con ictericia, nefropatías con azotemia, manifestaciones del sistema nervioso central (mareos, cefaleas, convulsiones, letargo, estupor, coma). Los efectos de una exposición a largo plazo, derivados por ejemplo de una contaminación de acuíferos, tienen como objetivo el hígado y el sistema nervioso central. Así mismo, se han observado anemia, neurotoxicidad y abortos.
Finalmente, las fumigaciones de esta primavera ni siquiera tienen por objeto acabar con la plaga y recuperar las pérdidas. Eso es imposible. La producción maderera ya se ha perdido y lo que toca ahora es reconducir el problema hacia una solución lo más sostenible posible a largo plazo.
Todo lo aquí escrito demuestra la necesidad de aplicar el Principio de Precaución y NO fumigar nuestros montes.
Oreina Orrantia - Dra. en Biología
[1] FAO, FRA2000, On definitions of forest and forest change. Forest Resources Assessment Programme, WP33, 2000
[2] Basalde 2007. RTR V5. Referente Técnico Regional País Vasco. Norma UNE 162002-2:2007
[3] EFSA 2017, Peer review of the pesticide risk assessment of the active substance copper compounds copper (I), copper (II) variants namely copper hydroxide, copper oxychloride, tribasic copper sulfate, copper (I) oxide, Bordeaux mixture. DOI: 10.2903/j.efsa.2018.5152
[4] National Research Council (US) Committee on Cooper in drinking water. Washington DC, 2000.